Cuando alguien te pregunta ¿Qué tal, cómo has estado? La respuesta a esta pregunta usualmente es "todo bien" y aún algunos agregan otro par de cosas para completar la frase; pero ¿será realmente que esto es cierto? La mayoría de ocasiones no es así, y sucede que de modo peculiar, respecto al tema familia está pregunta es complicada de responder con sinceridad total.
Antes de ahondar en la pregunta, intentaremos estar claros en algo y trayendo para esto el artículo anterior, no hay que olvidar que "Haré de mi familia la mejor" es el trabajo que corresponde a cada uno, pues sabemos que cada familia es distinta y afronta dificultades de forma diferente. Algunas atraviesan momentos en que algún familiar se encuentra hundido en vicios de alcohol, droga, infidelidades, entre muchos otros. Se presentan situaciones de maltrato tanto físico como psicológico y sino ocurre ninguno de estos, la indiferencia que existe entre un miembro u otro de la familia es un factor que rebalsa, donde se vive como extraños bajo la misma casa.
Ahora bien, tú más que nadie conoce la historia de tu familia y que hay dentro de esta; pero es importante recordar algo, las adversidades son aquellas que te hacen fuerte, así como Dios nos lo ha dicho en su Palabra "Después de la tempestad, viene la calma". Sus tiempos son completamente perfectos y no aplica el mismo remedio para ninguno de los casos. Él, trabaja a su tiempo y lugar, por ello nos resta hacer lo que está dentro de nuestras manos y dejarle a Él el resto.
La situación se complica más si estás en la etapa de juventud, donde se empiezan a tomar decisiones, empiezan los primeros cambios en tu vida, llegando al punto de necesitar un abrazo, un consejo o hasta un te quiero para sentir ese amor del cual todos necesitamos.
No es fácil, pero tampoco imposible. Siente la dicha de vivir lo que hoy te presenta la vida y aprende a disfrutar de la felicidad que no son más que momentos construidos por tu esfuerzo junto con el de Dios a tu lado. La mayoría de ocasiones, no existe un por qué exacto que responda a lo que acontece en la vida, pero nos deja increíbles lecciones de las cuáles nos fortalecen y permiten seguir luchando.
"No temas ni desmayes, porque Yo estoy contigo " Eso te dice el Señor, recuerda ser un puente para que se estrechen lazos y se hagan más fuertes, pues pueda que seas Tú la luz que necesita tu familia; salta y bota esos muros, que aunque se vean altos, siempre existe la manera para eliminarlos y no olvides, es casi seguro que esa manera sea diferente pues "cada familia es un mundo" por ende el esfuerzo y la recompensa serán distintas.